Nuevo Testamento: Mat. Mar. Luc. Ju. Hec. San. 1Pe. 2Pe. 1Ju. 2Ju. 3Ju. Jud. Rom. 1Cor. 2Cor. Gál. Ef. Fil. Col. 1Tes. 2Фес. 1Tim. 2Tim. Tit. Fil. Heb. Ap.
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el Verbo estaba con Dios
y el Verbo era Dios.
y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho.
y la vida era la luz de los hombres.
y las tinieblas no la dominaron.
venía a este mundo.
y el mundo fue hecho por medio de él;
pero el mundo no lo conoció.
pero los suyos no lo recibieron.
a quienes creen en su nombre,
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
ni por voluntad de carne,
ni por voluntad de varón,
sino de Dios.
y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad;
y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre.
y gracia sobre gracia,
pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.
el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre,
él lo ha dado a conocer.
—¿Quién eres tú?
—Yo no soy el Cristo.
—¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?
Dijo:
—No soy.
—¿Eres tú el Profeta?
Y respondió:
—No.
—¿Quién eres? Tenemos que dar respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
—Yo soy “la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías.
—¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el Profeta?
—Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis.
—¿Qué buscáis?
Ellos le dijeron:
—Rabí —que significa «Maestro»—, ¿dónde vives?
—Venid y ved.
Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima.
—Hemos encontrado al Mesías —que significa «Cristo»—.
—Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas —es decir, Pedro—.
—Sígueme.
—Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés, en la Ley, y también los Profetas: a Jesús hijo de José, de Nazaret.
—¿De Nazaret puede salir algo bueno?
Respondió Felipe:
—Ven y ve.
—¡Aquí está un verdadero israelita en quien no hay engaño!
—¿De dónde me conoces?
Jesús le respondió:
—Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
—¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Rey de Israel!
—¿Crees porque te dije: “Te vi debajo de la higuera”? Cosas mayores que éstas verás.
—De cierto, de cierto os digo: Desde ahora veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y bajando sobre el Hijo del hombre.